miércoles, 31 de marzo de 2010

Los peleles: De Francisco de Goya a Almonacid del Marquesado

Entre 1791 y 1792, Francisco de Goya pintó El pelele. Un óleo sobre lienzo de 267 cm x 160 cm, que puede verse en el Museo del Prado. En el comentario del cuadro leemos: “Cuatro jóvenes ríen y se divierten manteando un muñeco o pelele, cuyo movimiento es fruto de su capricho. De origen carnavalesco, visible en el uso de la máscara y de la burla, el juego del manteo de un muñeco es utilizado por parte de Goya como una clara alegoría del dominio de la mujer sobre el hombre”.

Almonacid del Marquesado, fiel a su defensa de la cultura local, mantea el Domingo de Resurrección a los peleles preparados, por las niñas y mujeres del pueblo, el día anterior.

Lo que no cuenta el cuadro de Goya pero sí se recrea cada año en este pueblo de Cuenca es la continuación de la historia. Los hombres no se conforman con ser meros espectadores sino que salen a impedir el manteo, arrancando por la fuerza las figuras de paja de los tendales con que las mujeres los sacuden y levantan. Uno tras otro, son arrebatados todos y después quemados.


Los niños mantienen la tradición

Como en tantas otras costumbres, las madres son las encargadas en Almonacid del Marquesado de que no se pierda el rito, Enseñan a sus hijas a confeccionar los peleles con ropas viejas, que van rellenas de paja (papeles en la actualidad ante la escasez de paja trillada) y cosidas; y a sus hijos, a quitarlos.

El manteo va acompañado de unas canciones que se aprenden por transmisión oral: “El pelele está malo// qué le daremos// agua de caracoles// que crían cuernos// su mamá lo quiere// su papá también// todos lo queremos// ¡arriba con él!”. Esta otra: “Andar mocosillos// andar mocosones// si queréis el pelele// limpiaros los mocones// limpiaros los mocones”.  Una tercera: "El pobre pelele// ya nos lo han quitado// pero los chiquillos// han llevado palos// han llevado palos". Y varias más.

Una representación que, de momento, no ha sucumbido en esta localidad que tan celosamente guarda la cultura heredada de sus antepasados.




 

 

 


 


 




TEXTO: Rosa de Bustos
FOTOS: Juan Carlos López Bravo

viernes, 5 de marzo de 2010

Las palabras olvidadas, en Marías y Lledó





En estos días de hemeroteca me encuentro con pensamientos propios en boca de los grandes.

Dice Javier Marías, en una entrevista concedida al diario El País, el 19 de noviembre de 2009:

En la Academia estoy a gusto, y desde la comisión donde estoy, hemos logrado salvar alguna palabra del diccionario. Uno de los problemas es que está en desuso casi todo. El vocabulario de la gente es más limitado de lo que ha sido nunca. Sería bueno que se empezara a usar palabras olvidadas para recuperar varias de ellas.


Y Emilio Lledó, en un artículo en el mismo diario publicado hace pocos días (Babelia 27/02/2010):

Los residuos de las palabras desactivadas dormitan siempre en el fondo de nuestro ser