
Almonacid del Marquesado, fiel a su defensa de la cultura local, mantea el Domingo de Resurrección a los peleles preparados, por las niñas y mujeres del pueblo, el día anterior.
Lo que no cuenta el cuadro de Goya pero sí se recrea cada año en este pueblo de Cuenca es la continuación de la historia. Los hombres no se conforman con ser meros espectadores sino que salen a impedir el manteo, arrancando por la fuerza las figuras de paja de los tendales con que las mujeres los sacuden y levantan. Uno tras otro, son arrebatados todos y después quemados.
Los niños mantienen la tradición
Como en tantas otras costumbres, las madres son las encargadas en Almonacid del Marquesado de que no se pierda el rito, Enseñan a sus hijas a confeccionar los peleles con ropas viejas, que van rellenas de paja (papeles en la actualidad ante la escasez de paja trillada) y cosidas; y a sus hijos, a quitarlos.
El manteo va acompañado de unas canciones que se aprenden por transmisión oral: “El pelele está malo// qué le daremos// agua de caracoles// que crían cuernos// su mamá lo quiere// su papá también// todos lo queremos// ¡arriba con él!”. Esta otra: “Andar mocosillos// andar mocosones// si queréis el pelele// limpiaros los mocones// limpiaros los mocones”. Una tercera: "El pobre pelele// ya nos lo han quitado// pero los chiquillos// han llevado palos// han llevado palos". Y varias más.
Una representación que, de momento, no ha sucumbido en esta localidad que tan celosamente guarda la cultura heredada de sus antepasados.
TEXTO: Rosa de Bustos
FOTOS: Juan Carlos López Bravo
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