viernes, 10 de diciembre de 2010

Lugares, calles, escenas

Redescubrir lo que siempre ha estado ahí. Descubrir lo nuevo que habita en lo cotidiano. Comprender lo que nos dice hoy que no entendimos o no escuchamos ayer.

“Hay, en todo, algo inexplorado, porque estamos habituados a no servirnos de nuestros ojos, sino con el recuerdo de lo que se ha pensado antes que nosotros sobre aquello que contemplamos. La menor cosa contiene un poco de desconocido. Encontrémoslo. Para describir un fuego que llamea y un árbol en una llanura, permanezcamos ante ese fuego y ese árbol hasta que no se parezcan ya, para nosotros, a ningún otro árbol y a ningún otro fuego”, recomendaba Gustave Flaubert “a todo aquel que cuenta el mundo, literato o informador”.

“Si lo queremos traducir a nuestras circunstancias, diremos: miremos la realidad con tanta atención que logremos olvidar la costra que formaron las palabras dichas sobre ella. Mirémosla hasta que broten nuevas palabras que nos ayuden a decir cada día el mundo. Mirémosla hasta que la verdad que encontremos sea, al menos, la nuestra”, añade mi estimado profesor Joaquín Aguirre.